domingo, 6 de abril de 2008

“Combustibles realmente económicos a partir de la celulosa”

Por Manlio E. Wydler

Hasta la fecha, el gran problema de los bio -combustibles es que su factura es generalmente más cara que la obtención de los combustibles fósiles.
Pese a que el biodiésel se fabrica con aceites y grasas generalmente desechados, todavía es algo caro debido a que se fabrica además con etanol.
Es importante saber que por este alcohol ( necesario para hacer el biodiesel o las alcohonaftas) la relación valor energético y precio final es todavía pobre, respecto a la soja y el maíz y solo apenas interesante frente a utilización de la caña de azúcar.
Por lo tanto, se necesitaba desarrollar algún sistema para aprovechar materiales que derivaran en azúcares extra económicos para fermentar, que usasen materiales de dudosa utilidad y que a su vez fueran procesos amables para el medio ambiente.
Respecto al etanol, desde los azúcares de uniones alfa, digeribles incluso por los humanos, es un producto caro y desde la superabundante celulosa( uniones beta 1), solo digeribles por hongos y bacterias ( por ejemplo las que viven en el rumen de los herbívoros) , hasta ahora, solo se producía por procesos con ácidos y a altas temperaturas, que no solo son costosos sino malos ecológicamente hablando.
Decía hasta ahora, porque ya la humanidad tiene al menos dos procesos que se efectúan a temperatura ambiente y sin sustancias ácidas.
Esta química admite todo tipo de celulosa: Raleo de bosques industriales o nativos, residuos de carpintería (aserrín y recortes), de los procesos harineros, restos de las podas urbanas, del desyuyado, papeles, mueblería y construcciones de madera en desuso , etc. Como vemos hay un sinfín de materiales casi inservibles que pueden volver a tener una significación económica e integrarse al ciclo del carbono.
Si bien son procesos que están en tiempo de patentamiento, (su implementación y los detalles técnicos son aún secretos) falta poco para que pasen al proceso industrial propiamente dicho.
Pero si podemos adelantar que el proceso consta de una serie de compartimientos donde ingresa la celulosa desmenuzada, agua a 40° C y urea, un “buffer” para mantener el pH neutro: el medio ni ácido ni básico, que aporta algo de fósforo) y un concentrado bacterial de ruminococcus y clostridiums que con sus enzimas realizan la digestión celulósica.
O sea tenemos un verdadero rumen artificial, pero que funciona igual a uno natural.
Transforma la celulosa a celobiosa y ésta hasta la glucosa, momento que se interrumpe la digestión y pasa a los fermentadores enzimáticos para que la glucosa pase a etanol.
Se extraen en el proceso, algunas azúcares compuestos (maltosas) y las pentosas, el furfural, cultivos bacteriales, algunos ácidos grasos( acético, propiónico y butírico, gases como el metano, y finalmente levaduras en la fermentación, además de residuos para fertilizaciones.
También se obtienen proteínas y péptidos de origen bacterial que se derivan a diversos usos, entre ellos: suplementación proteica de alimentos balanceados.
Con estos procesos, que formarán una novedosa cadena de valor, harán de estos combustibles, ¡por fin! una actividad totalmente rentable y para muchos países serán la forma de independizarse de los combustibles fósiles, cada vez más escasos, caros y contrarios a un medio ambiente saludable.

Ing. Agr. Manlio E. Wydler, Secretario de la Fundación Argentina para los Espacios Verdes, Consejero del Plan Estratégico, miembro del Foro Participativo permanente del Plan Urbano Ambiental, Ex –Asesor Honorario en la Legislatura, “Vecino Solidario 2001”.

Siempre trabajando para la Comuna, la Ciudad y el País.

1 comentario:

Cristina Burgps dijo...

Realizando una búsqueda de información como bibliotecaria he descubierto este artículo de la obtención de biocombustible de materiales que se descartan y no de alimentos. Realmente me ha parecido muy interesante y sería importante que se comenzara a trabajar en este tipo de biocombustibles.