Innovación, educación y medio ambiente, bases de la estrategia de la UE hasta 2020

La Comisión Europea presentó ayer su receta para evitar un declive seguro de la economía europea que incluye cinco objetivos en las áreas de empleo, innovación, cambio climático, educación y lucha contra la pobreza, y evita introducir sanciones contra los gobiernos que no cumplan las metas pactadas, como había sugerido el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero.





Bruselas presenta las metas que sustituyen al fracasado plan de Lisboa
- La Comisión Europea no introduce sanciones a los gobiernos que no cumplan las metas pactadas, como había insinuado Zapatero
- "La crisis ha puesto al descubierto nuestras flaquezas", admite Durao Barroso al presentar el documento

"La crisis ha puesto al descubierto nuestras flaquezas", resumió el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, durante la presentación de la estrategia económica para la próxima década, bautizada como Europa 2020.
"Seguir como hasta ahora no es una opción", insistió el líder europeo, quien imprimió el mayor sentido de urgencia al remachar: "Tenemos una sola oportunidad de hacer esto bien".
El texto de la Comisión propone que las metas sobre empleo, cambio climático, pobreza, educación e innovación sean adaptadas a las realidades de los distintos países "para reflejar la diversidad de la Unión Europea, aún mayor tras la última ampliación", según Barroso.
La Comisión cree que, de seguirse sus recomendaciones, la UE podría generar un crecimiento del 2% en 2020, pero no se ha atrevido finalmente a incluir esta cifra en su informe por lo "arriesgado" que resulta hacer predicciones en estos momentos.
"La sartén por el mango"
La proposición de tomar en consideración el punto de partida de cada Estado difiere de lo planteado hace diez años en Lisboa, cuando se definió la estrategia para la década que acaba de terminar con la meta incumplida de convertir la economía europea en la más competitiva del mundo.
Otro de los aspectos de la fallida estrategia de Lisboa que se pretende subsanar es la llamada "gobernanza", es decir, las reglas para hacer que los estados miembros cumplan los objetivos pactados. En este sentido, Barroso opinó que la recesión ha favorecido la concienciación de los miembros sobre la necesidad de coordinar las políticas económicas en el seno de la Unión, al demostrar que los países europeos "son más interdependientes que nunca", debido a casos como el de Grecia.
Pero además de constatar este cambio de mentalidad, Barroso propuso un sistema de advertencias contra los países incumplidores, aprovechando los nuevos instrumentos de supervisión que el Tratado de Lisboa pone en manos de la Comisión, y descartó la posibilidad de introducir sanciones, para las que "no hay base legal".
La posibilidad de instaurar un mecanismo de sanciones fue objeto de polémica al comienzo de la presidencia de turno española de la UE, después de que Rodríguez Zapatero, pareciera insinuar la conveniencia de algún tipo de castigo.
Según lo propuesto, la Comisión fijará unos objetivos con cada país, realizará informes anuales sobre el estado de cumplimiento, hará recomendaciones y lanzará "avisos políticos" en caso de necesidad.
Además, la UE vigilará simultáneamente el estado de las finanzas públicas de cada país, regulado por el Pacto de estabilidad y crecimiento, aunque sin mezclar los diferentes cauces legales.
"En la última ocasión, teníamos una mano atada a la espalda. Esta vez tenemos las dos manos agarrando la sartén por el mango", aseguró Barroso, quien pidió a los líderes europeos que respalden su texto en la cumbre del 25 y el 26 de marzo y lo aprueben junto a los objetivos para cada país en su reunión de junio, al final de la presidencia de turno española.
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